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Borg vs McEnroe : de dioses minúsculos.



Dicen que en todos los grandes partidos y en todas las grandes batallas, hay un instante por fugaz e insignificante que parezca, en que uno tiene la posibilidad de salir vencedor. Ese instante no llegó a ninguno de los rivales en la final de Wimbledon de 1980, la final que muchos siguen considerando el partido de tenis del siglo y en la que inspira la película Borg vs McEnroe que este mes de Junio se ha estrenado en España. 



La cuestión estaba tan empatada que el periodista que retransmite la final en la película, asegura que si se tratase de dos boxeadores los miembros de la organización ya hubiesen decretado el final del acontecimiento deportivo por razones humanitarias. En otro célebre comentario, el periodista añade, que el  triunfo está  en manos del corazón de cada jugador, es decir, de su capacidad de aguante.  La realización del match es el momento cumbre de la película; tensa, exquisita, épica,  la cámara va de los ojos de los contrincantes a la red, de la red a la grada, de la grada al periodista y de nuevo al marcador; planos cortos, ritmo trepidante, un montaje sobresaliente que convierte la partida en un duelo, en una batalla, también en un relato mitológico, por lo que tienen los dos jugadores de resonancias griegas y de estatuto intermedio entre los comunes mortales que los observan y los Dioses  que hacen oscilar la suerte a ambos lados de la red. 





Y es que antes de llegar a este momento crucial, el director nos ha contado la historia de la vida que late a ambos lados del campo:  Hector y Aquiles, el dios bueno y el enfant terrible. A través de los días que preceden al partido y de flasbacks que nos retrotraen a su infancia y a la consolidación de sus caracteres, vamos conociendo las vidas y traumas de dos hombres educados para vencer o morir . Uno a través de una contención reprimida, otro a través de una ira injustificada. Y de esa tensión insoportable es precisamente de la que quería hablar su director, el danés Janus Metz: 


“El deporte es hoy como una guerra civilizada y moderna. Lo hemos convertido en un teatro y reconocemos esa especie de lucha de perfección del cuerpo y la mente. Borg y McEnroe son como dos soldados atletas entrenados tanto física como emocionalmente para la guerra”



 La película constituye todo un retrato de la fragilidad imposible del deportista,  que tiene que vencerse a si mismo para vencer sobre el otro, sobre el espacio, sobre la pelota y sobre la posibilidad de perder.  Se estrenó en la sección perlas de la pasada edición del Festival de San Sebastian tras su paso con Toronto, Janus Metz partía de la figura indiscutible del tenis sueco Bjorn Borg, interpretado por el islandés Sverrir Gudnason y de su rivalidad con John McEnroe, el rockero de malos modales del tenis americano al que ningún inglés quería en la final "de un deporte de caballeros".  Aunque el filme de producción sueca no oculta su predilección Bjorn, que tiene muchos más minutos de metraje, Shia Labeouf (Transformers, Nynphomaniac) lo compensa con su interpretación de Jhon McEnroe ,  aportando el toque macarra y los matices claroscuros al personaje y  haciendo de contrapeso con la frialdad gélida y casi inexpresiva de Gudnason. 








Esta no es otra película sobre tenis y tampoco es otra película sobre deporte, es una película sobre la rivalidad, pero también sobre  la simbiosis  y los puntos en los que los opuestos se acaban tocando. Y aunque la historia no contiene grandes giros narrativos la puesta en escena del director y su inteligencia visual nos llevará en algunos momentos a creer que estamos ante una película de acción. Esta es sin duda la gran proeza de Janus Metz y de los directores de fotografía , convertir un tema dramático en un thriller emocional, lograr la penetración psicológica a través de un abanico rico de recursos visuales donde destaca la cámara en mano, clara herencia de la generación de directores dogma pertenecientes a la cultura del norte de Europa, pero también los diálogos, la ambientación, la música y la búsqueda de composiciones de plano horizontales que remiten a lo largo de toda la película a esa pista de tenis donde se decidirá el desenlace final; la gloria y el barro. 






Borg vs McEnroe se suma a otros títulos deportivos del año que desbordan los cauces de su temática original como Yo Tonya (Craig Gillespie) o Molly's Game ( Aaron Sorkin)

💃💃💃💃 Recomendada




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